Basándonos en nuestro propio modelo de pronóstico, que utiliza datos reales para los primeros 9 meses del año 2023 y datos pronosticados para los 3 meses restantes, el estado actual del consumo de electricidad en Irán se caracteriza por una alta dependencia de los combustibles fósiles. El gas, en particular, representa más del 80% del mix energético, constituyendo la principal fuente de energía eléctrica del país. Por otro lado, la aportación de la energía baja en carbono es considerablemente menor, representando un escaso 6.32%, en su totalidad de la energía hidroeléctrica, lo que indica una falta de diversificación en cuanto a las fuentes de energía limpia.
Hay varias maneras en que Irán podría aumentar la generación de electricidad baja en carbono. Una forma sería mirar a países exitosos en el uso de energía limpia y aprender de sus estrategias. Por ejemplo, Francia y Eslovaquia generan la mayoría de su electricidad a través de la energía nuclear, mientras que Dinamarca se beneficia principalmente de la energía eólica. Irán tiene el potencial de seguir un camino similar, aprovechando su ubicación geográfica, recursos y capacidades técnicas para adoptar un mix de energía más diversificado y sostenible.
La historia de la electricidad baja en carbono en Irán ha estado principalmente dominada por la energía hidroeléctrica. En las primeras décadas de los años 2000, la generación de este tipo de energía experimentó altibajos significativos. Por ejemplo, hacia el año 2006, la generación de energía hidroeléctrica aumentó en un notable 4.1 TWh, mientras que en el año 2008 sufrió una reducción de 10.5 TWh. Mientras tanto, el año 2013 marcó un hito importante, con la introducción de la energía nuclear a la matriz eléctrica del país. Sin embargo, el año 2021 fue crítico, con una reducción en la generación de energía hidroeléctrica y nuclear. En adelante, es necesario aumentar la diversificación en las fuentes de energía baja en carbono para una transición energética exitosa hacia un futuro más sostenible.