En el período de septiembre de 2023 a agosto de 2024, Irán ha dependido abrumadoramente de fuentes de electricidad basadas en combustibles fósiles. Más del 94% de la electricidad del país proviene de combustibles fósiles, con el 81% específicamente generado mediante gas. En contraste, la electricidad baja en carbono representa un modesto 5.6% del total, compuesta enteramente por energía hidroeléctrica. Esta situación revela una dependencia casi total de fuentes de energía que son responsables de emisiones significativas de carbono, lo que contribuye negativamente al cambio climático y a la contaminación del aire.
Para mejorar su producción de electricidad baja en carbono, Irán puede aprender de países que han tenido éxito en diversificar sus fuentes bajas en carbono. Países como Francia y Eslovaquia han logrado generar más del 60% de su electricidad de fuentes nucleares, mostrando el potencial de esta opción. Irán, al igual que estos países, podría beneficiarse enormemente de una inversión firme en energía nuclear, posibilitando la generación de electricidad de manera más sostenible y con menos emisiones. Además, la energía eólica, que ha sido adoptada eficazmente por Dinamarca, también presenta una oportunidad viable para limitar la dependencia de combustibles fósiles y aumentar la proporción de energía limpia.
La historia de la electricidad baja en carbono en Irán muestra fluctuaciones interesantes, particularmente en la energía hidroeléctrica. Durante las primeras décadas, se observaron tanto incrementos como disminuciones significativas; por ejemplo, en los años 90 se produjeron varios cambios, como un aumento de 3.6 TWh en 1992 seguido por una caída igual en 1994. La década de 2010 mostró altibajos, destacándose un aumento en 2019 de 24 TWh para luego caer dramáticamente en 2020 y 2021. En el ámbito nuclear, mientras que se registraron aumentos en 2013 y 2016, también hubo un descenso notable en 2021. Estos altibajos señalan la necesidad de un plan estratégico y sostenido para consolidar el crecimiento estable de las fuentes de electricidad baja en carbono, aprovechando el impulso del reciente aumento hidroeléctrico en 2023.