En 2022, Panamá mostró un panorama positivo en cuanto al consumo de electricidad baja en carbono. Más de tres cuartas partes de la electricidad del país provinieron de fuentes bajas en carbono. La energía hidroeléctrica dominó este grupo, representando más de dos tercios de la generación total de electricidad. Por otro lado, los combustibles fósiles representaron cerca del 22% del total, siendo el gas la fuente más notable dentro de este grupo con algo más de un 13%. Las contribuciones de la energía solar y eólica fueron modestas pero significativas, sumando casi un 9% entre ambas, lo que señala un interés de Panamá por diversificar sus fuentes de electricidad limpia.
Para continuar aumentando la generación de electricidad baja en carbono, Panamá podría beneficiarse de analizar las estrategias exitosas de otros países. Uruguay, por ejemplo, ha logrado que más de un tercio de su electricidad provenga de energía eólica, y este modelo podría adaptarse a las condiciones panameñas dado su potencial para expandir esta energía. Además, países como Grecia y Chile han tenido éxito en potenciar la energía solar, alcanzando niveles cercanos al 20% de generación eléctrica. Estas experiencias internacionales sugieren que una combinación de inversiones estratégicas en energía eólica y solar podrían posicionar a Panamá como líder en producción de electricidad limpia en la región.
La historia de la electricidad baja en carbono en Panamá refleja un desarrollo constante, especialmente en cuanto a la energía hidroeléctrica. Desde finales de la década de 1970 hasta principios de los años 2000, Panamá experimentó un crecimiento constante en la producción de energía hidroeléctrica, con incrementos significativos en años como 1984, 1999 y 2004. Aunque hubo fluctuaciones, como las caídas en 1998 y 2001, el país siguió fortaleciendo su capacidad hidroeléctrica. En la última década, las adiciones más destacadas ocurrieron en 2012, 2015 y, más recientemente, en 2020 y 2021. Este crecimiento subraya el compromiso de Panamá con la energía limpia y brinda una base sólida sobre la cual expandir otras formas de energía baja en carbono como la eólica y solar.