En 2022, Ucrania generó significativamente más energía baja en carbono con una combinación de 83,48 TWh de electricidad baja en carbono y 64,99 TWh de energía nuclear que de energía de combustibles fósiles (28,46 TWh). La energía nuclear contribuyó con más de la mitad de la generación total de energía, destacándose como la principal fuente de energía baja en carbono. La generación de electricidad total fue suficiente para garantizar una cantidad de energía ligeramente por encima de la media mundial de 410 vatios por persona. Sin embargo, los bajos niveles de generación de electricidad a partir de fuentes de energía baja en carbono tal vez podrían limitar el crecimiento económico de Ucrania y la transición hacia una economía verde.
Existen varias formas en las que Ucrania puede ampliar su generación de electricidad baja en carbono. Por ejemplo, podría expandir sus ya existentes instalaciones nucleares, aprovechando la gran cantidad de energía que estas tecnologías ya generan en el país. También puede tomar como ejemplo a países con alto rendimiento en la generación de energía baja en carbono, como lo es Estados Unidos, con su notable generación de 775 TWh de energía nuclear. Además, el país puede aprender de la experiencia de China, que ha logrado producir 964 TWh de electricidad mediante energía eólica y 523 TWh mediante energía solar.
En cuanto a la historia de la electricidad baja en carbono en Ucrania, ha habido altibajos significativos en la generación de energía nuclear a lo largo de las décadas. Posibles hitos incluyen un descenso de la generación nuclear tras el desastre ocurrido en Chernóbil en 1986. Sin embargo, a partir de 1987, la producción nuclear comenzó a recuperarse nuevamente, con una ganancia incremental de 7,7 TWh en comparación con el año anterior. Aunque la generación nuclear ha experimentado algunas fluctuaciones a lo largo de los años, desde disminuciones en la década de 1990 hasta incrementos y disminuciones más recientes, sigue siendo una parte vital de la mezcla energética de Ucrania. Sin embargo, en 2022, notamos un inmenso descenso en la producción nuclear, que disminuyó en 21,3 TWh en comparación con 2021. Estos drásticos cambios indican una falta de consistencia y una necesidad de estrategias energéticas a largo plazo más eficaces para garantizar un suministro seguro y sostenible.