En 2023, el consumo de electricidad en Egipto está fuertemente dominado por los combustibles fósiles, que representan casi el 89% de su generación eléctrica total, con el gas como principal fuente, alcanzando más del 81%. Por otro lado, la electricidad baja en carbono, que incluye la energía hidroeléctrica, eólica y solar, constituye poco más del 11% de la matriz energética. La mayor contribución dentro de las energías limpias proviene de la energía hidroeléctrica, que aporta aproximadamente el 6%. Las contribuciones de la energía eólica y la solar son bastante modestas, de un 2.6% y un 2.4% respectivamente, lo que indica un amplio margen para el aumento del uso de estas fuentes de energía limpia en el futuro inmediato.
Para incrementar la generación de electricidad baja en carbono, Egipto puede tomar ejemplo de países que han experimentado un notable éxito, especialmente aquellos que son similares en condiciones climáticas y recursos. Grecia y Chile, por ejemplo, han logrado que más del 22% de su electricidad provenga de la energía solar, lo cual es una estrategia viable para Egipto dada su abundante radiación solar. Además, países como Dinamarca han demostrado que una inversión decidida en energía eólica puede conducir a un alto porcentaje de generación, con el viento cubriendo el 59% de su electricidad. Por lo tanto, aumentando la capacidad instalada en solar y eólica, combinado con la inclusión de energía nuclear, Egipto podría reducir significativamente su dependencia de los combustibles fósiles, mitigando así los impactos del cambio climático y reduciendo la contaminación del aire.
Históricamente, en Egipto, la capacidad de generación de electricidad baja en carbono ha tenido sus altibajos. Desde la segunda mitad de la década de 1980 hasta principios de la década de 2000, la capacidad hidroeléctrica experimentó varias fluctuaciones, con incrementos y descensos en diferentes momentos. Notablemente, en 1999 y 2007, el país vio un aumento significativo en la capacidad hidroeléctrica. La energía eólica comenzó a cobrar relevancia a partir de 2015, mostrando un crecimiento positivo en varios años posteriores, especialmente en 2019 cuando se dieron incrementos sustanciales tanto en eólica como en solar. Sin embargo, la generación hidroeléctrica ha registrado caídas recientes, como en 2021 y 2022, lo que subraya la necesidad de diversificación en las fuentes de energía limpia. Así, el impulso hacia tecnologías limpias y sostenibles se vuelve crucial para un futuro energético seguro en Egipto.