En Jamaica, en el año 2022, más de la mitad de la electricidad proviene de combustibles fósiles, con el gas representando la mayor parte de esta cifra, alrededor del 58%. En contraposición, la electricidad baja en carbono representa cerca del 14% del total. Dentro de esta categoría, la energía eólica y la hidroeléctrica contribuyen cada una con un poco más del 3%, la solar con alrededor del 3%, y los biocombustibles con aproximadamente el 1%. Esta distribución muestra una dependencia significativa de combustibles fósiles que conlleva consecuencias negativas como el cambio climático y la contaminación del aire.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Jamaica puede aprender de países que han tenido éxito en esta transición. Uruguay, por ejemplo, produce alrededor del 36% de su electricidad a partir del viento, mientras que Grecia genera el 22% de su electricidad mediante la energía solar. Al adoptar estrategias similares y mejorar las infraestructuras eólicas y solares, Jamaica podría reducir considerablemente su dependencia de los combustibles fósiles. Invertir en energía nuclear también podría ser una solución viable a largo plazo, como se ha visto en países como Francia y Eslovaquia, donde la nuclear representa más de la mitad de la generación eléctrica.
La historia de la electricidad baja en carbono en Jamaica muestra modestos avances y algunos retrocesos a lo largo de las décadas. En la década de 1970, la producción de biocombustibles tuvo fluctuaciones menores y la energía hidroeléctrica se mantuvo estable. En los años 2000 y 2010, el aporte de los biocombustibles continuó siendo inestable, mientras que la energía eólica comenzó a hacer su aparición en 2011 y aumentó ligeramente en 2016. Sin embargo, estos incrementos han sido pequeños y no constantes. La tendencia sugiere que hay espacio significativo para mejorar y estabilizar la producción de electricidad baja en carbono en Jamaica.