41% de la energía eléctrica generada a nivel mundial proviene de Baja en carbono

La energía baja en carbono abarca diversas fuentes de generación de electricidad que producen bajas emisiones de gases de efecto invernadero. Estas fuentes incluyen la energía nuclear, la energía eólica, la energía solar y la energía hidroeléctrica. Todas ellas buscan minimizar el impacto ambiental del consumo de electricidad, aportando una alternativa más limpia y sostenible a los combustibles fósiles tradicionales como el carbón, el petróleo y el gas, que tienen intensidades de carbono significativamente más altas.

Para generar electricidad baja en carbono, se utilizan diferentes tecnologías según la fuente. La energía nuclear, por ejemplo, se basa en reacciones nucleares controladas para generar calor, que luego se convierte en electricidad. La energía eólica aprovecha la fuerza del viento para mover las aspas de los aerogeneradores, generando electricidad. La energía solar convierte la luz solar directamente en electricidad a través de paneles fotovoltaicos, y la energía hidroeléctrica utiliza el flujo de agua para mover turbinas que generan electricidad.

Una de las principales ventajas de estas fuentes de energía baja en carbono es su baja intensidad de carbono. La energía eólica tiene una intensidad de carbono de solo 11 gCO2eq/kWh, la energía nuclear 12 gCO2eq/kWh y la energía solar 45 gCO2eq/kWh, muy por debajo de los combustibles fósiles, como el carbón que emite 820 gCO2eq/kWh. Esto significa que estas tecnologías emiten significativamente menos dióxido de carbono, un gas de efecto invernadero responsable del cambio climático y la contaminación del aire.

Adicionalmente, la energía baja en carbono ya representa más del 41% de la electricidad consumida globalmente, lo que muestra su creciente importancia en la matriz energética mundial. Países como Islandia y Noruega son ejemplos destacados de este cambio, pues generan casi el 100% de su electricidad a partir de fuentes bajas en carbono. Mientras tanto, Dakota del Sur alcanza un 82%, y en Dakota del Norte y Wyoming las cifras son del 42% y 28%, respectivamente. Esto demuestra el potencial de estas tecnologías para sustituir el uso de combustibles fósiles en la generación de electricidad.

El avance y adopción de la energía baja en carbono no solo es un paso crucial hacia un futuro más sostenible, sino que también es esencial para satisfacer la creciente demanda de electricidad a nivel mundial. A medida que aumentamos la electrificación en diversos sectores y las tecnologías avanzan, es vital que se incrementen las inversiones en energía nuclear y solar para garantizar un suministro estable, limpio y abundante de electricidad. Celebramos este progreso y promovemos un mayor desarrollo de las tecnologías bajas en carbono para lograr un mundo más limpio y saludable para las próximas generaciones.