Electricidad en Afganistán en 2023
Afganistán consume actualmente alrededor de 173 kWh por persona en 2023, una cifra que está significativamente por debajo del promedio mundial de 3649 kWh por persona. Esta baja tasa de consumo se traduce en un acceso limitado a la electricidad, lo cual podría impactar el desarrollo económico y el bienestar social. Cerca de 20 kWh por persona provienen de fuentes limpias como la energía hidroeléctrica, mientras que el resto depende principalmente de combustibles fósiles. Afganistán también depende en gran medida de las importaciones netas, con un valor de 6.22 TWh, para poder satisfacer sus necesidades eléctricas. Este panorama eléctrico modesto destaca la importancia de invertir en la infraestructura energética baja en carbono para combatir los efectos de los combustibles fósiles que contribuyen al cambio climático y la contaminación del aire.
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¿Está creciendo la electricidad en Afganistán?
Al observar la evolución del consumo eléctrico en Afganistán, se ha detectado un leve crecimiento desde el año 2021, pasando de 169 kWh por persona a 173 kWh por persona en 2023. Sin embargo, la generación de electricidad baja en carbono ha disminuido significativamente desde su máximo de 66 kWh por persona en 1990 a solo 20 kWh por persona en la actualidad. Esto indica una urgencia por recuperar y aumentar la capacidad de generación de electricidad limpia para así asegurar un crecimiento sostenible a largo plazo. El modesto incremento de 4 kWh por persona en consumo total eléctrico podría ser un indicio de mejoras, pero Afganistán debe priorizar el crecimiento de la generación eléctrica de bajo impacto ambiental.
Sugerencias
Para ampliar la generación eléctrica baja en carbono, Afganistán podría aprender de países como la República Popular China e India, que han logrado avances notables en energía solar y eólica. Implementar paneles solares y aerogeneradores podría ser factible dada la geografía y el clima del país. Además, la inversión en energía nuclear, como lo han hecho países como Estados Unidos y Corea del Sur, podría proporcionar una fuente constante y eficiente de electricidad baja en carbono. Al replicar las estrategias exitosas de estos países, Afganistán podría aumentar su independencia energética y reducir su dependencia de importaciones energéticas, mientras minimiza el impacto negativo de los combustibles fósiles.
Historia
A lo largo de las últimas décadas, la historia de la generación de electricidad baja en carbono en Afganistán ha estado marcada por varios altibajos, especialmente en el ámbito hidroeléctrico. Desde el principio de los años 90, se observó una tendencia predominantemente negativa con caídas en la generación en 1991, 1992, 1995 y otros años, intercaladas con momentos de crecimiento modesto, como en 2001 y 2009. También se produjo una pequeña adición a la energía solar en 2021, sin embargo, estas contribuciones han sido limitadas comparadas con su potencial. Es crucial que Afganistán revise esta historia para asegurar un enfoque más consciente y progresivo hacia la expansión de su infraestructura de energía limpia. Las lecciones aprendidas del pasado se deben utilizar para fomentar un aumento sostenible y continuo en la capacidad de generación de electricidad baja en carbono.