En el período comprendido entre agosto de 2023 y julio de 2024, el consumo de electricidad mundial se divide en dos grandes categorías: los combustibles fósiles y la energía baja en carbono. Más de la mitad de la electricidad generada a nivel mundial, aproximadamente un 59%, proviene de combustibles fósiles, siendo el carbón (casi 35%) y el gas (alrededor del 22%) las principales fuentes de este tipo de energía. Por otro lado, las fuentes de energía baja en carbono suman un 41%, con la energía hidroeléctrica representando casi un 15%, la nuclear un 9%, y la energía eólica y solar juntas representando un 14% combinado, con 8% para la eólica y 6% para la solar. A pesar de los esfuerzos para promover energías más limpias, los combustibles fósiles siguen dominando la generación de electricidad, subrayando la necesidad de una transición energética más agresiva hacia fuentes de energía sostenibles.
Incrementar la generación de electricidad baja en carbono es crucial para combatir el cambio climático y mejorar la calidad del aire. Aprendiendo de países exitosos como Francia, donde el 67% de la electricidad se genera a partir de energía nuclear, y Dinamarca, donde la energía eólica contribuye con un 59%, se puede establecer una ruta eficaz. Estos países han logrado una alta participación de energía limpia en parte gracias a políticas de apoyo sólidas, inversiones en infraestructura adecuada y un marco regulatorio favorable. Inspirarse en tales ejemplos, invirtiendo en tecnología y mejorando la aceptación pública y el apoyo gubernamental, puede ayudar a otras naciones a hacer una transición significativa hacia la energía nuclear, eólica y solar.
La historia de la electricidad baja en carbono muestra un crecimiento continuo con algunos altibajos significativos. En los años 80, las ganancias en generación nuclear fueron sustanciales; sin embargo, en 2011, se produjo un fuerte descenso en la generación nuclear con una disminución de 174 TWh, lo que contrasta con los aumentos constantes en energía hidroeléctrica durante las décadas anteriores. En las últimas dos décadas, especialmente a partir de 2017, la energía eólica ha experimentado un notable aumento, alcanzando incrementos de cerca de 265 TWh en 2021. Igualmente, la energía solar ha mostrado un ascenso impresionante, con un aumento de más de 270 TWh en 2022 y continuando esta tendencia en 2023. Estos avances en energía eólica y solar destacan un cambio gradual hacia una matriz energética más sostenible, impulsada por la innovación tecnológica y el compromiso con la reducción de emisiones de carbono.